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07 mayo 2013

El último día en la vida de Willie Manning



Willie Maning, un afroamericano de 45 años, será ejecutado hoy en el Estado de Mississippi por dos asesinatos cometidos en 1992. El reo ha pedido el indulto, o al menos una suspensión de la ejecución para que puedan realizarse análisis de ADN y de otro tipo a las pruebas del crimen. Manning sostiene que es inocente y sus abogados afirman que el fiscal encargado de la acusación durante el juicio utilizó tácticas raciales en la selección del jurado. Incluso el FBI ha admitido de manera inusual que su análisis inicial de los datos contenía errores.

Willie Jerome Manning fue declarado culpable del asesinato de Jon Steckter y Tiffany Miller, dos estudiantes blancos de la Universidad Estatal de Mississippi, la madrugada del 11 de diciembre de 1992 en el condado de Oktibbeha, en el oeste de Mississippi. Tenía 24 años y se le condenó a muerte a finales de 1994.

En la fase procesal de determinación de la prueba, completada al día siguiente, el abogado defensor no hizo discurso de apertura y sólo presentó dos testigos: la madre y la tía del acusado. La Corte Suprema de Mississippi confirmó la declaración de culpabilidad y la condena a muerte en 1998, rechazando el argumento de que a Manning se le había negado una asistencia letrada adecuada en la fase de determinación de la prueba.

En 2009, un juez federal denegó su apelación, incluida la alegación de que la fiscalía había incurrido en prácticas racialmente discriminatorias al rechazar candidatos de raza negra durante la selección del jurado. El grupo original de candidatos lo componían 85 personas, 28 de ellas negras. De las 12 personas que finalmente lo compusieron sólo dos eran de color.

El juez federal resolvió que Manning no había demostrado que el uso por parte del fiscal de recusaciones sumarias de posibles miembros negros del jurado fuera de motivación racial. Tambíen rechazó el argumento de que el acusado se había visto perjudicado porque su abogado se negó a investigar y presentar pruebas y testimonio atenuantes sobre el ambiente de pobreza, privación y abandono parental en el que había crecido y la violencia doméstica que había presenciado. El 25 de marzo pasado se agotaron todas sus vías de apelación al negarse la Corte Suprema de Estados Unidos a examinar su caso.

Además de la petición de indulto presentada al gobernador, sus abogados han pedido la suspensión de la ejecución para que puedan realizar análisis de ADN y de otro tipo a las pruebas del crimen. El 25 de abril la Corte Suprema de Mississippi denegó la petición por cinco votos contra cuatro, alegando que se habían presentado al jurado “pruebas concluyentes y abrumadoras de culpabilidad”.

Los cuatro jueces que votaron en contra dijeron que no sólo debería haberse permitido la realización de los análisis, sino que deberían revisarse las tácticas de selección del jurado utilizadas por la fiscalía. Afirmaron que “los motivos ofrecidos por la fiscalía” para rechazar a ciertos candidatos negros al jurado “sugieren en un alto grado una motivación pretextada” y que “los hechos sugieren un patrón de discriminación racial inadmisible por parte de la fiscalía”. Además sostienen que el examen anterior realizado por la Corte sobre esta cuestión había sido “muy somero”.

Los abogados del reo sostienen que las pruebas físicas que lo vinculan con el asesinato, como muestras de cabello y otras, pueden permitir la identificación de un asesino diferente.  Incluso la del testimonio de un informante de la cárcel que le había dado previamente una declaración que implica a otra persona.  

Vanessa Potkin, abogada en el Proyecto Inocencia, ha manifestado que “es inconcebible que una ejecución siga adelante cuando hay evidencia biológica que puede descubrir la verdad y demostrar si se cometió el crimen”. “¿Cuál es el miedo de alguien?”, se pregunta, mientras pide la intervención de alguien que detenga esta brutalidad. Un milagro que, de no producirse, marcará el último día en la vida de Willie Manning.

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